Las ciudades están llenándose de elementos de seguridad para peatones y vehículos automóviles. Antes se colocaban delante de los pasos de peatones topes de hule que obligaban a los conductores a reducir la velocidad para poder frenar a tiempo en caso de que un peatón se acercara de repente.
Estos topes eran algo rudimentarios y en ocasiones estaban excesivamente elevados, por lo que los amortiguadores de los coches se resentían y podían llegar a sufrir averías.
Esto comenzó a solucionarse al colocar pasos de peatones elevados, que aunque son más largos que los topes de hule están algo más adecuados tanto a los amortiguadores como a la altura de las aceras, y así facilitan el cruce de sillas de ruedas, carritos de bebé y otro tipo de peatones con determinadas necesidades especiales, que a veces tenían dificultades para cruzar porque las aceras estaban muy elevadas con respecto a la carretera, y tenían que jugársela para bajar hasta el paso de peatones.