Los buzones de nuestros hogares se llenan a menudo con cantidad de publicidad que nos llega a diario para anunciarnos todo tipo de productos y servicios. A los niños les encantan los catálogos de juguetes, y más de un adulto disfruta de ver en la publicidad los artículos que quiere que su pareja le regale.
Los folletos publicitarios han llegado a tener tanta trascendencia que en determinadas temporadas los comercios anuncian que ya están a disposición de los clientes, como los de una conocida superficie comercial española o una multinacional sueca que fabrica muebles.
Los supermercados han convertido en arte la impresión de folletos publicitarios, y casi todas las semanas recibimos una gran cantidad de páginas llenas de artículos y precios de venta al público, así como ofertas especiales y promociones que se destacan en portada a página completa. Cuando terminamos de observarlos y disfrutarlos ya han perdido toda su magia, y terminan convirtiéndose en cucuruchos o en logo mats improvisados.