El PVC (Policloruro de Vinilo) proviene de la combinación de dos materias primas; la sal y el petróleo o gas natural. El material que se consigue a partir de esta combinación es uno de los plásticos más resistentes y flexibles del mercado, con ellas se suelen hacer construcciones y edificaciones y mediante un proceso de polimerización se pueden encontrar compuestos en polvo para usos en casa o empresas.
Unos de los usos más comunes que se le da al PVC es el suelo, por sus características de rigidez pero al mismo tiempo flexible es perfecto para colocarse sobre suelos lisos. Es resistente a la corrosión que provoca el agua, en muchos casos se prefiere colocar suelos de PVC antideslizantes en donde el agua concurre mucho, como el baño, el lavadero o la cocina.
Ventajas de los suelos de PVC
Además de ser totalmente resistente al agua es que son fáciles de instalar, son autoadhesivos lo que permite una colocación limpia y segura y si por alguna razón se llegase a dañar una lámina de PVC, lo cual no es muy común puesto que son muy resistentes, solo tendrás que retirar la lámina dañada y colocar otra, no hará falta retirar todo el PVC.
La facilidad que tienen para instalarse es inigualable, simplemente tendrás que tener claro en donde lo quieres colocar, luego despegar el adhesivo del PVC y finalmente cortarlo dependiendo de la forma del sitio al que deseas ajustarlo. Lo puedes cortar fácilmente con un exacto o una hojilla,
Y por si fuera poco el PVC es antideslizante por lo que previene de caídas y futuras lesiones, su temperatura se gradúa automáticamente dependiendo de la época en la que te encuentres, esto es debido a las características químicas del material. Finalmente es un material que no levanta polvo por lo que al instalarlo será bastante limpio y su limpieza no es tan constante como otros suelos.